El ser humano se humaniza a través de la
educación, donde los valores se plantean como un ámbito, como un espacio
existencial en la medida en que se descubren como finalidad.
La actitud como HÁBITO se encuentra entre el poder ser y el poner en acto
ese poder ser.
Los valores hacen que la acción humana
tenga dirección, sentido, significado. El valor no es fuerza impulsora, sino
más bien es relación orientadora. En este sentido los valores se hacen
históricos, en tanto que constituyen el "espacio" de la moral humana.
El movimiento de renovación del universo es el motor
humano. Nuestra razón se convirtió en un generador de humanidad: hemos creado
leyes sociales, científicas, jurídicas, lingüísticas, etc. y buscamos razones
para aplicarlas, difundirlas y hacerlas valer.
Los seres humanos precisamente nos diferenciamos de
los demás seres vivos gracias a que hemos trascendido con nuestra racionalidad,
pero ante todo por esa parte humanizadora que hemos desarrollado a través de
nuestra evolución somos seres pensantes, pero también con sentimientos y
capaces de diferenciar lo bueno de lo
malo, lo correcto de lo incorrecto, hemos adquirido un conjunto de valores que
rigen nuestro comportamiento hacia los demás seres vivos, de acuerdo a las
reglas sociales que hemos impuesto como integrantes de ese grupo que es nuestra
propia sociedad, es decir aprendimos a dirigirnos por la vida como seres
racionales y sociales , pero al mismo tiempo con sentimientos, ética y respeto hacia los demás seres vivos que
comparten con nosotros este hermoso planeta.
La educación es un proceso permanente que permite que los valores se
vuelvan un hábito y en consecuencia ser convierte en una actitud ante la
sociedad que formamos los seres humanos.
En este ámbito nuestro papel como docente es fundamental pues recaen un
conjunto de responsabilidades que debemos asumir para poder fungir como verdaderos mediadores de la ética y los valores
que permitirán la humanización de los nuevos integrantes de una sociedad
cambiante y globalizada, pues tenemos que ser profesores con conocimientos no
sólo de nuestra asignatura sino con conocimientos de todo tipo que permita
establecer los ambientes idóneos para que puedan construir sus conocimientos
significativos y todo esto se puede lograr si preparamos nuestras clases con
tiempo, de tal manera que estén bien estructuradas donde la resolución de
problemas de su contexto cotidiano sean actividades de su quehacer diario.
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Es de
vital importancia que los docentes recapacitemos nuestra actitud ante los
estudiantes, vernos a nosotros mismos
para poder entender que ven en nosotros nuestros estudiantes conquistar su
confianza, respeto y admiración para poder ser verdaderos líderes y guías de
sus vidas.
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